La atención materna

Una madre cariñosa y abnegada tiende a convertirse en el centro mismo de la salud y la felicidad de su familia. Es como el cordón umbilical al que todos recurren para obtener sustento en todas sus formas ...

La salud de cada mujer tiene su fuente en la relación madre-hija. Nuestro cuerpo y nuestras creencias acerca de él se formaron en el terreno de las emociones, creencias y comportamiento de nuestra madre. Ya antes de nacer, la madre nos da la primera experiencia de cariño y sustento.

La atención materna — Un nutriente esencial para toda la vida

Ella es nuestro primer y más potente modelo del papel femenino. De ella aprendemos qué es ser mujer y el cuidado de nuestro cuerpo.

Nuestros cuerpos y los de nuestras hijas fueron formados por una red sin solución de continuidad de naturaleza y sustento, de una biología imbuida por la conciencia que podemos remontar hasta el principio de los tiempos. Así, cada hija contiene a su madre y a todas las mujeres que la precedieron.

Los sueños no realizados de nuestras antepasadas maternas forman parte de nuestro legado. Para tener salud y felicidad óptimas, cada una de nosotras debe tener claro de qué modo la historia de nuestra madre influyó en nuestro estado de salud, nuestras creencias y nuestra manera de vivir la vida, y continúa haciéndolo.

Cada mujer que se sana a sí misma contribuye a sanar a todas las mujeres que la precedieron y a todas aquellas que vendrán después de ella.

Una madre cariñosa y abnegada tiende a convertirse en el centro mismo de la salud y la felicidad de su familia. Es como el cordón umbilical al que todos recurren para obtener sustento en todas sus formas:

Físico, emocional, psíquico y espiritual…

Este papel sustentador puede ser inmensamente gratificante. También puede deteriorarse hasta llegar al martirio si la madre da a sus hijos y marido el amor y el cuidado que ella no se siente digna de recibir.

La energía para dar y para cuidar de otros incondicionalmente fortalece todos los órganos del cuarto chakra o centro de energía: las mamas, el corazón, los pulmones, la parte superior de la columna y los hombros.

Pero ese amor que hace tan vital el cuidado materno debe recargarse periódicamente, o de lo contrario lleva a problemas de salud en esos mismos órganos.

Cuando una mujer pone en segundo plano sus necesidades personales y emocionales, o se olvida de que las tiene, disminuye inevitablemente la energía de su cuarto chakra a causa de resentimiento, rabia, aflicción, anhelos, deseo de contacto y cansancio.

Ésta es la forma de energía que atrae la aparición de problemas de mamas, hombros, corazón y pulmones. Y las enfermedades en esas zonas son la causa de la mayoría de las muertes y discapacidad entre las mujeres.

No podemos legislar el cariño y la compasión

Pero en el instante en que la mujer decide que es digna de amor y cuidado, comienzan a cambiar las cosas. Una mujer que tiene el valor de romper el ciclo de martirio asegura su propia salud y contribuye a que su hija u otros seres queridos hagan lo mismo.

La única manera de enseñar a la hija a reconocer y expresar sus necesidades emocionales es hacerlo uno. Y cuando la hija vea esto, tendrá menos probabilidades de llevar la carga de su madre en su vida.

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Nuestra madre satisfizo nuestras necesidades emocionales a muchos niveles, pero no siempre como creíamos que debía hacerlo. Sin embargo, siempre estuvo al servicio de nuestras necesidades espirituales y kármicas.

Doctora Christiane Northrup

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