Gran demanda de exorcismos en México

Gran demanda de exorcismos en México, InfoMistico.com

Cuando se inició el despliegue de tropas en las zonas controladas por el narco, en 2006, en muchos operativos se encontraron capillas y templos del crimen organizado dedicados a la Santa Muerte.

Este vínculo entre miembros del culto y los carteles de la droga luego fue documentado por la Procuraduría General de la República.

«Cuando el gobierno empezó a ver esto nos pidió como Iglesia ayudar en esta campaña para derrotar a los grupos criminales: ellos militarmente y nosotros a la Santa Muerte», le dice a BBC Mundo el padre Ernesto Caro.

Caro vive en Monterrey

Una rica ciudad industrial cerca de la frontera con Estados Unidos y que ha sido escenario de parte de la peor violencia del narcotráfico. También se encuentra al lado del estado de Tamaulipas, considerado por muchos un lugar completamente bajo control del narco.

Este sacerdote y veterano exorcista es uno de los que con exorcismos y liberaciones está haciéndole frente al crimen organizado. Hay un caso reciente, que atendió en prisión, de un miembro de los carteles de la droga que era seguidor de Santa Muerte.

Ante el acercamiento del padre, el hombre empezó a manifestar todo tipo de expresiones de odio y rechazo, por lo que se procedió a hacerle un exorcismo, en el que confesó -según el padre- hechos difíciles de olvidar.

«Él estaba encargado de cortar en pedazos a las víctimas. Lo hacía mientras aún estaban vivas. Y decía que disfrutaba, verlos llorar. Ellos le decían ‘¡No lo hagas, no lo hagas!’ y él simplemente se reía y ‘chop, chop’ (hace gesto de alguien cortando algo en el aire). A otros los quemaba. También vivos”.

El padre Caro asegura que este hombre estaba poseso luego de haber sido consagrado a la Santa Muerte. «El culto es el primer paso hacia el satanismo y de ahí al narco. Por eso fue escogido para hacer ese trabajo», explica.

¿Prejuicio?

La Santa Muerte, sin embargo, no sólo es seguida por criminales, también por políticos, policías y hasta artistas de renombre, afirma el periodista José Gil Olmos, quien ya ha escrito dos libros sobre el culto. «Pero la mayor presencia se observa en los estratos más pobres de la sociedad mexicana», le cuenta a BBC Mundo.

Según el escritor hay más indicios de que el culto comenzó en el siglo XVIII, y no en tiempos de los aztecas, como se suele repetir en México.

«Pero sus números crecieron en particular después de la crisis económica de los años 90, tras el llamado ‘Efecto Tequila’, cuando muchas personas de clase media terminaron en la miseria. Y en busca de esperanza terminaron en cultos como este», explica Gil Olmos.

Santa Muerte en México

En Ciudad de México se halla uno de los principales lugares de peregrinación de la Santa Muerte en México. Está en el medio del barrio de Tepito, un lugar famoso por dos cosas: por ser cuna de famosos boxeadores e importante centro de distribución del narcotráfico.

Y ahora cada vez más, cada fin de mes, es conocido por los cientos de personas que acuden a darle gracias a la imagen de la Santa Muerte. El santuario es mantenido por Enriqueta Romero, quien hace una década decidió hacer pública su adoración por la calavera y la puso en su ventana.

Sus vecinos primero se espantaron, luego se hicieron seguidores. Y a medida que se corrió la voz aumentó el número de personas que venían a visitarla. Hoy en día su ventana es una estructura armada para recibir visitas a lo largo de un pasillo que permite llegar hasta la Santa y tocar el vidrio que la protege.

«Ella (la Santa Muerte) nos ama y nos cuida. La gente viene a verla para pedirle por un hijo en prisión o alguien con sida; o incluso para pedirle algo de comer», le dice Romero a BBC Mundo.

La ceremonia más importante del año es el 31 de octubre

La calavera es vestida de novia y viene gente de todo el país. Todos con figuras de la Santa Muerte, algunos llegan caminando sobre las rodillas, muchos con sendos tatuajes de «la flaca», «la niña», «la santita», como la llaman.

Es impresionante. Una mujer, en particular, se me quedó grabada. Estaba embarazada, parecía cerca a dar a luz. Venía, me dijo, a pedirle a la Muerte por la vida de su hijo que estaba por nacer.

En el lugar hay niños jugando, jóvenes inhalando pegamento o disolventes en tela, señoras vendiendo tacos y familias que vienen a pasar el día. También hay uno que otro personaje, que lo menos inspira temor: lentes oscuros, pelo corto, muchos tatuajes de lágrima cerca de los ojos, mirada escurridiza pero feroz.

La Iglesia llama «satánicas» a las personas que siguen este culto y las ven como candidatas a un exorcismo, pero, irónicamente, muchos de los que siguen a la Santa Muerte también se dicen católicos.

«Yo también creo en Dios, la Virgen y todos los santos; pero soy más devoto a la Muerte porque ella es la que más me ha ayudado», me dice José Roberto Jaimes, quien llegó caminando de rodillas a agradecerle a la calavera que acababa de salir vivo de tres años de prisión.

Las respuestas que obtengo de otras personas son similares.

«Antes me importaba lo que pensaba la Iglesia católica, pero ellos acabaron con nuestra fe con lo que hicieron los sacerdotes con las violaciones de niños. ¿Qué nos pueden criticar? ¿Que adoramos a la muerte? Eso no es malo, malo es lo que hicieron ellos», afirma Romero.

¿Y no le preocupa a Romero la vinculación entre la Santa Muerte y el narco? «Estamos en un país libre, cada quien hace lo que quiera. Todos le tenemos que responder en algún momento a Dios».

Muerte, narco, exorcismo

La relación entre la Santa Muerte y los carteles de la droga empezó hace unos ocho años, afirma el periodista Gil Olmos, quien además cubre temas de crimen organizado para la revista Proceso.

«Tiene mucha presencia de los jefes para abajo. Estas personas buscan a la Santa Muerte porque creen que ni Jesús ni la Virgen María los puede ayudar con lo que necesitan: protección de los soldados, la policía y sus enemigos», señala.

Ahora, en medio de la peor ola de violencia criminal que se haya registrado en la historia moderna de México, la Iglesia apela a exorcismos y liberaciones.

Los propios clérigos saben que achacarle al diablo la culpa de la narcoviolencia es algo difícil de digerir, porque hasta dentro de la Iglesia hay quienes sencillamente no creen en los exorcismos.

«No podemos salir en TV a decir ‘miren, México se salvará si hacemos más exorcismo, porque el diablo está detrás de todo esto'», relata el padre Triana. «Por eso hacemos nuestro trabajo de manera discreta. Sabemos que podemos ser ridiculizados hasta por nuestras propias congregaciones».

Miembros de una de las instituciones más importantes en México creen que a través del exorcismo se puede lograr la pacificación del país. ¿Es posible?

Una respuesta, parcial, a esta interrogante la encontré en Gil Olmos.

«Si necesitamos exorcismo no deberían ser efectuados en una sola persona; sea jefe del narco o un criminal. Lo que necesitamos, metafóricamente hablando, es un exorcismo masivo social que revise cómo estos demonios nos han poseído a tantos de nosotros, cómo se creó esta violencia. Ese demonio es el símbolo del dinero».

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