La musicoterapia: un viaje sonoro que transforma. Descubre cómo las melodías, ritmos y armonías pueden ser tus aliados en el bienestar emocional y físico. ¿Listo para sintonizar con tu equilibrio interior?
Todos hemos sentido la persistencia de una melodía en nuestra mente, a veces durante días. Pero, ¿es esto solo un juego del cerebro o hay algo más profundo detrás? La música ha sido, desde tiempos inmemoriales, un medio para conectarnos con lo divino. Descubre el significado espiritual detrás de estas melodías eternas.
Desde tiempos antiguos el ser humano se ha interesado en las propiedades curativas del sonido y lo ha usado con fines rituales y terapéuticos. Éste interés se ha dado en todos los lugares y culturas del mundo.
Los antiguos sostenían que las cinco notas musicales de la escala musical china tienen una relación de correspondencia con los cinco órganos sensoriales –oídos, ojos, labios, nariz y lengua–, con los cinco órganos internos y con los cinco elementos.
Escuchar esta canción reducirá tu ansiedad en un 65%. Un equipo de investigadores de Minlab International se propuso encontrar las piezas musicales que más ayudan contra la ansiedad. Entre las obras que reunieron y analizaron con voluntarios, los neurocientíficos encontraron una en particular que demostró resultados espectaculares.
Al experimentar estados más profundos de meditación, todos los pensamientos y preocupaciones caen lejos y usted experimentan la tranquilidad que siempre existe debajo del diálogo interno ruidoso de la mente.
La vibración de los cuencos tibetanos estimula al cuerpo, ya que éste al entrar en sintonía con sus frecuencias armónicas le ayuda a encontrar por sí mismo sus propias frecuencias y guiado por estas vibraciones el cuerpo se une a las ondas vibratorias primordiales.
El Almagrama es una herramienta de última generación para manejar el estrés, que permite relajar y equilibrar nuestro campo mental y emocional, utilizando notas y frecuencias sonoras individualizadas, que se corresponden con nuestros nombres y apellidos.
