Es domingo y en el centro del pueblo hay un espectáculo. Tus amigos, familiares y vecino te tocan la puerta y te dicen: “¿Vamos, ya? ¡Llegamos tarde!” Tú no quieres ir, odias ese espectáculo.
Pachamama y la evolución de la consciencia — Carlos Lavado
Eres el único que odia ese espectáculo, pero no puedes negarte a ir porque sino tú serías acusado de herejía, brujería o posesión de libros heréticos. Hoy en la plaza del pueblo van a cortar la cabeza a dos personas. Tus familiares y tus vecinos te apremian:
“No olvides de traer a los niños” No quieres ir, pero vas. No hacerlo es poner en peligro a toda tu familia; tu mujer, tus hijos. Todos van al centro del pueblo a ver cortar la cabeza a dos personas.
Llegan a la plaza principal del pueblo y hay un ambiente festivo. Hay venta de comida, hay venta de ropa y gente gritando a viva voz los productos que venden. Tus dos hijos pequeños te miran con ojos perdidos. Saben que a ti no te gusta ese espectáculo y no entienden qué hacen allí.
De pronto se escucha unos tambores y el alguacil con unos soldados traen a un hombre y una mujer acusados de posesión de libros heréticos. Empiezas a arrastrar a tus hijos fuera de la muchedumbre, para que no vean el espectáculo, cuando la gente empieza a gritar excitada porque la primera cabeza ya ha rodado.
Casi nadie, o nadie, parecen escandalizarse con la barbarie que están presenciando. Más bien todo lo contrario, las caras son de celebración, de satisfacción, de gozo. Logras huir del lugar cuando el hacha corta limpiamente la segunda cabeza y ésta vuela por los aires. La gente bate palmas enardecidas por un domingo diferente.
Era normal hace sólo 500 años
Este acontecimiento que ahora nos horroriza solo de leerlo era normal hace sólo 500 años (la última ejecución con guillotina fue en 1977 en Francia. Sí, 1977, no has leído mal).
En la historia si no eran cabezas cortadas, eran gladiadores vaciando sus vísceras, o gente entregada a fieras en circos que no sólo eran romanos, o guerras interminables que duraban cien años, o exterminio de pueblos indígenas enteros.
No hay cultura antigua que se salve de la barbarie (sólo, tal vez, la tribu Hopi) Daba igual la parte del mundo que miraras, el ser humano tenía la guerra, la muerte y la destrucción como comportamiento por defecto.
Violar a una mujer no era etiquetado como malo, era visto como parte de la realidad de la guerra, o la domestica, si era en el ámbito del hogar. Los historiadores calculan que en las semanas posteriores a la ocupación alemana por los soviéticos fueron violadas 1´4 millones de mujeres.
¿Os imagináis la energía de 1´4 millones de mujeres violadas?
Todo ese dolor, pena, sufrimiento, tristeza, desesperación, frustración no desaparece. Durante siglos la Tierra, nuestra Madre Tierra o Pachamama, ha almacenado sólo violencia y barbarie.
Imaginaos las guerras Púnicas, las del Peloponeso, la Guerra de los Cien Años, la Primera y Segunda Guerra Mundial y las miles de batallas y combates a lo largo de estos últimos 25000 años. Toda esa pena, ese dolor, esa tristeza, esa desesperación está almacenada en la Madre Tierra.
Hay sensitivos que caminan por el campo y de pronto se detienen y dicen: “Aquí pasó algo. Puedo sentir el dolor en esta tierra” El dolor, la barbarie, la desesperación de un campo de batalla queda impregnado en esa zona y los sensitivos lo pueden sentir.
La Madre Tierra está de celebración
Ahora a principios de octubre del 2020 estamos viviendo una situación que parece dramática pero muy pocos son conscientes que la Madre Tierra está de celebración.
Por primera vez en 25.000 años hay un mínimo necesario de seres conscientes para dar el salto evolutivo. La vibración de la humanidad ahora no soportaría ver una decapitación o la hoguera. Hace solo 500 años nuestra vibración disfrutaba de esa barbarie.
Ahora todos (menos los sociópatas de La Elite) estamos en contra de las guerras, hace menos de 50 años estábamos dispuestos a dar la vida por nuestra patria o religión. El ser humano ha cambiado, su consciencia ha cambiado, y la Madre Tierra lo sabe. No solo lo sabe, sobre todo, lo siente.
Los Mayas pronosticaron estos tiempos
Hablaron del bamboleo de la Tierra, del fin de un ciclo. Los Hopi lo dejaron escritos en paredes de piedra. Los amautas de los Incas hablaron de la profecía del Águila y el Cóndor. Todas las culturas antiguas conectadas a la Tierra lo sabían. Nosotros, los modernos conectados al wifi no lo sabemos.
Los antiguos sabían que la Tierra, en estas fechas, pasaría por una zona del Universo de altísima frecuencia llamada El Cinturón de Fotones y lo dejaron escrito y nos lo advirtieron. Y a nosotros que ya estamos pasando por el Cinturón de Fotones nos parece que todo es un caos.
No vemos la historia humana en perspectiva. Deberíamos estar celebrando, la Tierra ya está aumentando su vibración aceleradamente y nosotros, los humanos, tenemos que aumentarlo también.
Hay gente llena de miedo por todo lo que está pasando
“El mundo se desmorona”, dicen. Lo que se está desmoronando es la vieja consciencia, esa de guerra, esa de violación, esa de terror y barbarie. La Tierra está en un proceso de sanación para aumentar su vibración.
Para sanarse completamente debe liberar la energía de barbarie, guerra y violencia almacenada durante siglos en sus entrañas. Al igual que una persona enferma necesita vomitar, tener diarrea, tener fiebre antes de sacar todas esas emociones nocivas de dentro, la Tierra debe hacer lo mismo.
No os sorprendáis si este mes de octubre y noviembre la Tierra se agita más de lo normal, de una forma hasta que podría asustarnos. Recordad, solo se está sanando.
Toda esa energía de violencia, violación y victimísmo (las tres V malignas de la antigüedad) debe salir y la mejor forma de salir, la mejor forma de liberar esa energía es a través de los volcanes.
No os asustéis si esto pasa; el, o los volcanes, sólo estarían sacando a la superficie para su liberación esa energía maligna durante siglos almacenada en las entrañas de la Tierra. La Tierra no puede cargar con esa energía nunca más porque está entrando a una vibración superior.
Astrológicamente todo coincide
Como si desde siempre hubiese habido un enorme plan universal. La mayoría de planetas están en retrogrado, encima Marte está en Aries, lo que significa mucho movimiento energético. Pero no solo en la Tierra, sino también a nivel de toda la Galaxia.
Ahora ya es aceptado de todo está interconectado y que la luz es información. Explico esto porque ese movimiento tan potente de energías a nivel galáctico originaría llamaradas solares (erupciones solares) sin precedentes.
No olvidéis que esas llamaradas solares impactan con la Tierra en los polos y originan las aureolas boreales. Y mediante la inductancia están transmitiendo información (repito luz es información) a la Tierra, y ésta a nosotros.
Hermano humano, nuestro planeta está de parto
En todo parto hay incertidumbre, es verdad, pero también esperanza. Mucha esperanza. Solo imaginaos lo siguiente. La Tierra ya parió un nuevo bebé, una nueva humanidad ha nacido, con una nueva consciencia. La Tierra ya no almacena dentro dolor y violencia sino alegría y felicidad.
En esas circunstancias un sensitivo caminaría por el bosque y de pronto se detendría. “¿Qué pasa”, le preguntaríamos. “¿Qué sientes?” El sensitivo cerraría los ojos y diría:
“Aquí se besó una pareja. Se amaban, realmente se amaban” Y caminaría unos metros o kilómetros y diría: “Aquí nació un bebé. Puedo sentir la conexión de esa madre con su hijo. Cuanta alegría hay aquí” Y en un apartado se volvería a detener y sonreiría pícaro: “Aquí hubo sexo, del bueno”
Ese es nuestro futuro hermano humano. Bienvenido a la nueva humanidad.
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