El helicóptero blanco con el Papa Francisco sobrevoló la plaza de la Libertad, en pleno mediodía del sábado, y se perdió detrás del palacio de Castelgandolfo, rumbo al helipuerto de la residencia de verano vaticana.
Encuentro Histórico Papa Emérito y Papa Francisco
Allí lo esperaba el Papa Emérito, Benedicto XVI, que lo estrechó en “un hermoso abrazo”, según la descripción del padre Federico Lombardi, el vocero Vaticano.
Era el comienzo de un encuentro sin antecedentes en la Iglesia Católica: el Papa recién renunciado recibía a almorzar al nuevo Santo Padre y mantenía un “coloquio privado” de 45 minutos, a solas, que puede cambiar la historia de la iglesia.
Es la primera vez que un Papa se reúne con su antecesor en una Iglesia en profunda crisis, bajo presión por escándalos financieros y de pedofilia y con la Curia cuestionada.
La gravedad y la sensibilidad en 2.000 años de historia de la iglesia católica se media en el balcón vacío y esa ventana de marcos grises y cortinas blancas en el castillo de Castelgandolfo, que permaneció cerrada durante el primer encuentro entre los pontífices.
A pesar de los gritos fervorosos de la multitud en la plaza Della Libertad, de los pedidos por “Fran-cis-co” y “Be-ne-de-to”, las cortinas jamás se abrieron, y la ventana permaneció cerrada, como un símbolo de un secreto que morirá con ambos Papas.
Memorándum personal
El Emérito le entrego a Francisco un memorándum personal donde no habrán estado ausentes detalles y opiniones sobre el informe que un grupo de cardenales hizo sobre las filtraciones de los Vatileaks, que llevaron a la detención al mayordomo del ex Santo Padre.
Los casos de pedofilia en la Iglesia y las malversaciones y lavado de dinero mafioso en el banco Vaticano. La Iglesia Católica no quería generar confusión con la existencia de dos Papas. Un teólogo riguroso como Ratzinger no tenia el menor interés en disputar protagonismo al nuevo y espartano Santo Padre.
La coreografía y delicada comunicación quedó en manos del Vaticano, así como las fotos y los videos. No hubo un solo periodista o fotógrafo independiente con acceso al inédito encuentro donde Ratzinger reside, hasta que finalice la obra en un convento en los jardines vaticanos, donde vivirá hasta su muerte.
La foto de los dos Papas en el balcón de Castelgandolfo saludando a sus fieles fue cuidadosamente evitada.
En las escalinatas del Palacio papal, el vocero contó que “el helicóptero aterrizo a las 12 y cuarto. El auto con el Papa Emérito se acercó al helipuerto. El Santo Padre descendió. Estaba acompañado por su ayudante, monseñor Becciu, por monseñor Sapienza y por monseñor Alfred Xuereb”.
Tuvieron un hermoso abrazo juntos
Apenas el Papa descendió, Rastzinger se acercó a el “y tuvieron un hermoso abrazo juntos. Se fueron en automóvil. Francisco a la derecha, en el puesto clásico del Papa, mientras el Emérito Benedicto XVI se ubicó a la izquierda.
En el automóvil también estaba Monseñor Georg Gaenswein, prefecto de la Casa Pontificia. Enseguida se trasladaron a la capilla para un momento de plegaria”, continuó el vocero.
Allí es donde el Vaticano reflejó que no hay conflicto de autoridad entre estos dos Papas, ambos vestidos de blanco. Pero Benedicto tenía una simple sotana blanca, sin banda y sin capa, a diferencia del Pontífice.
Somos hermanos
”El Papa Emérito cedió a su sucesor el reclinatorio de honor. Francisco lo rechazó. “Somos hermanos”, le dijo “y se arrodilló a su lado, en el mismo banco”, dijo el vocero Lombardo.
Una Madonna de la humildad le fue entregada por el nuevo Papa a Benedicto XVI, a quien se lo veía débil, cansado, más frágil que durante su reinado.
Luego se dirigieron a la biblioteca, donde normalmente el Papa recibe a los invitados importantes en Castelgandolfo. A las doce y media se inicio su coloquio reservado de 45 minutos para después almorzar.
El encuentro pasara a la historia como uno de los más importantes de la Iglesia pero nadie sabrá que sucedió. Será un verdadero secreto Vaticano. El nuevo Papa se fue mucho más discretamente que cuando llegó: nadie lo vio en su helicóptero, salvo cuando arribó al Vaticano.
Nunca sabe con el Papa Francisco
Luigi Giacovino, un militar italiano, utilizaba el conocimiento de la disciplina mientras esperaba en la Plaza de la Libertad.
“El Papa Benedicto cumplirá su promesa y no aparecerá hoy. Pero uno nunca sabe con Francisco. Es el Papa del gesto”, explicaba mientras su padre amenazaba “con irme a almorzar si la espera es demasiado larga”.
Para Giussepina Ponzo, era “una bendición que sean dos Papas que recen por nosotros. Es la pobreza que predica Francisco la que me entusiasma. Lo siento paternal”.
El padre Ralph, un discípulo alemán del doctorado de teología de Ratzinger, también estaba esperando ver qué haría su maestro en un día histórico. “Los dos pueden hablar libremente e intercambiar ideas”, explicó.
”Hay que poner las cosas en orden. El Banco vaticano tiene como objetivo proteger a los cristianos perseguidos en el mundo, como en Siria, Paquistán, Afganistán y en algunos países de la primavera árabe, donde hay mucha persecución a los fieles”, razonó.
”Pero como hombres, hay pecados. Hay cosas que no están bien y hay que hacer justicia. A los 10 Mandamientos hay que cumplirlos: no robar es esencial”.
Y cuando se muera Benedicto XVI, ¿qué pasará?