El ateísmo es la ausencia de creencia en dioses o deidades. No es una religión, sino una postura personal o filosófica. Los ateos pueden seguir principios éticos y morales, aunque estos no estén basados en una divinidad. El ateísmo varía desde una simple no creencia hasta el rechazo activo de la teísmo.
La Navidad, una festividad envuelta en mística y tradiciones, ha cruzado las barreras religiosas para convertirse en un fenómeno cultural y social. Este artículo explora cómo personas de todas las creencias, incluyendo ateos, encuentran alegría y unidad en esta época del año, celebrando valores universales como la familia y el espíritu de dar.
La fe no es geografía, aunque tiene mucho de demografía. Los territorios no tienen religión: la religión la viven las personas y la llevan con ella. En Arabia Saudí está prohibido predicar el Evangelio pero viven allí más cristianos que nunca, cientos de miles, inmigrantes de Filipinas, India u otros países árabes.
¿Qué habría pasado si en vez de subir al Monte Sinaí para recibir de Dios los Diez Mandamientos, Moisés les hubiera preguntado a los israelitas: ¿Oigan, qué creen que deberíamos hacer?
Ser ateo o humanista se ha convertido en un riesgo para sus practicantes. Al menos así lo asegura el informe sobre Libertad de Pensamiento que ha publicado la Unión Internacional Humanista y Ética en el que se analiza cómo han evolucionado estas tendencias en el último año.
En una entrevista con Oprah Winfrey, poco después de su hazaña en el Caribe, la nadadora dio una explicación de Dios que bien podrían examinar muchos creyentes, y la célebre presentadora y productora de la televisión norteamericana, hizo un comentario que enfureció a más de un ateo.
Al filósofo le era imposible reconciliar la idea de un Dios bueno y todopoderoso con la realidad del mal en el mundo. La existencia del mal en el mundo ha sido, desde el huerto de Edén hasta nuestros días, el caballo de batalla del ateísmo contra la fe religiosa.
Asombrosa historia de un ciudadano polaco, que se define como ateo y considera que sufrió un gravísimo daño inmaterial porque mientras estaba en coma en el hospital un sacerdote oró por él, pidiendo a Dios su curación y le ungió con óleo, aplicándole el sacramento de la unción de los enfermos
