Nuestro mundo emergente y Sedna

Nuestro mundo emergente y Sedna, InfoMistico.com

Falta de independencia y dependencia

Sedna se dejó seducir por la oferta de un pretendiente supuestamente atractivo que le ofrecía una vida de lujo en bandeja.

No buscó establecer su propia vida, sino que esperó a que apareciera uno en el seno de la familia. Pagó el precio de esta decisión cuando se dio cuenta de que todo era un engaño y de que la vida que obtuvo era peor que la que dejó.

Su rescate fue una agradable sorpresa, solo para revelar que, a la hora de la verdad, incluso su padre estaba dispuesto a traicionarla. Toda esperanza se perdió cuando ella se aferró a la borda de su barco y él le cortó los dedos y las manos, y ella se hundió en el océano, insoportablemente sola.

En consecuencia, el signo astrológico de Sedna pone de relieve los casos en los que no hemos actuado ni dado forma a nuestra propia vida, sino que hemos puesto nuestro bienestar y felicidad en manos de otros.

Al considerar la función de Sedna en nuestras vidas, es útil analizar cuándo y cómo permitimos que las costumbres sociales nos incapaciten en lugar de mantenernos firmes y declararnos soberanos y libres.

¿Y dónde elegimos la ruta del miedo, reduciendo nuestras vidas a una mera sombra de su potencial real, y luego culpando a otros de nuestro destino?

¿Dónde nos hemos atascado en la amargura o en el deseo de venganza, incapaces de dejar de lado el sufrimiento causado por otro? Sedna podría encontrarse en cualquiera de estos escenarios, en los que se ha cambiado la autonomía por la falsa seguridad de una vida drásticamente reducida.

Por el bien de la humanidad, el chamán se propone satisfacer a Sedna. Del mismo modo, la única manera de superar la amargura y la traición es dejar que nuestros frígidos y dañados corazones sanen.

El frío del deshielo nos dejará sin duda sin aliento, pero tras él podemos ver la luz del sol bailando sobre las aguas, y ya no estamos tan perdidos en las profundidades como antes.

Nos encontramos buscando la luz en lugar de la tentadora oscuridad. No necesitamos que el chamán nos peine el pelo enmarañado para sentirnos conectados. Podemos peinarnos antes de aventurarnos en el mundo por primera vez.

Sedna y su sombra

A pesar de su sufrimiento, Sedna se convierte en una presencia enormemente poderosa, que manipula los propios alimentos con los que se alimentan los humanos. Si su padre se hubiera limitado a traerla a casa, no estaría en esta situación. A pesar de sus terribles implicaciones, la traición nos fortalece en cierta medida.

Hace aflorar la oscuridad que ya no podemos ignorar. Reconocemos en nosotros a una arpía desagradable o a un acosador asesino. Nos revolcamos en fantasías de venganza como nunca antes habíamos conocido. Nos asustan y nos hacen cuestionar si nos hemos vuelto locos.

Sin embargo, enfrentarnos a nuestra oscuridad interior nos sirve para entrar en una vida más honesta y verdadera.

Porque presenciar la enormidad de nuestra sombra revela nuestra capacidad intrínseca de actuar y reconstruir nuestra vida. Por el contrario, nuestra proclividad a ocultar todo lo que nos avergüenza o molesta crea un bucle de retroalimentación continuo que pone a todos en una negación sin poder, ¡porque nadie quiere ser el primero en admitirlo!

En cambio, los que confían en la legendaria Sedna para alimentarse, deben estar dispuestos a tragarse su verdadera carne para sobrevivir. El pescado en su plato es el resultado de sus dedos cortados, proporcionando alimento de una angustia insoportable.

Nosotros también debemos estar dispuestos a compartir nuestra parte de las tierras sombrías. No podemos existir únicamente con el amor y la luz, sino que también debemos aceptar la oscuridad y el dolor que enmarcan la deslumbrante esencia de nuestro ser.

No aceptar la responsabilidad de la propia sombra origina un monstruo indomable que se manifiesta en actos grupales y mundiales de violencia, tiranía y opresión.

En la realidad de Sedna no existe lo «correcto» y lo «incorrecto», el «bien» y el «mal». Su valiente padre se propuso salvarla del temible Hombre Cuervo, para acabar entregándola al mar.

Sedna se desquitó de su traición con todos, no solo con su padre, y condenó a la humanidad a una lucha eterna por la vida porque se había equivocado. El chamán calma a Sedna no por su preocupación por su situación, sino para engañarla y que libere la comida que tanto necesita.

Nadie sale de esta narración oliendo a rosas. Pero, en nuestros momentos más honestos, podemos relacionarnos con todas estas perspectivas y reconocer que nosotros también podemos ser todas esas cosas.

La realidad de lo que somos no está bien envuelta

Pocas cosas son sencillas en un mundo de contradicciones y paradojas. La verdad sobre nosotros mismos es complicada e inquietante. Nuestra naturaleza contradictoria hace que hablemos una cosa y hagamos otra, ambas igualmente sentidas.

Somos nosotros, a la vez que amamos y rechazamos, tranquilos y enfadados, sabios y, sin embargo, impulsivos e ignorantes. Somos tú y yo como seres espirituales y materiales, llenos de lo divino pero confinados en el dominio físico de la forma y el deseo.

Esta ruta está llena de peligros. Puede que tengamos que caer en ella para averiguar qué es genuino y qué no lo es, quiénes somos y quiénes no. Las revelaciones pueden sacudirnos hasta la médula y poner en duda quiénes creemos que somos.

Pero detrás de ese desafío viene la mayor verdad: que cuando tocamos el núcleo de nuestro ser, todas las contradicciones se disuelven en la simple declaración «este soy yo». No hay disculpas, justificación y no se necesitan más explicaciones.

Todo se reduce a esto: ¡A Sedna le importa un bledo!

Está enfadada y rencorosa, soñando con la traición y planeando su venganza. Ella quiere ser apaciguada, para que los errores sean corregidos. Eres libre de pensar lo que quieras. Puedes juzgarla todo lo que quieras. Lo entiendas o no.

Ella es quien es, y no será negada o despreciada. Ya no. Sedna nos da el valor para sentarnos en el ojo de la tempestad que es el Ser y ver todo sin miedo. Solo entonces ella nos proporcionará los nutrientes que tan urgentemente necesitamos: el alimento que nace de la traición.

No te apresures a perdonar

Mientras que Venus, la diosa del amor, nos aconseja «perdonar y olvidar», Sedna nos advierte: «¡no perdones demasiado rápido!».

Hay un tiempo y un lugar para recordar quién hizo, qué a quién, para revisar viejas heridas en busca de joyas. Mientras los resentimientos reales permanezcan bajo la superficie, dañando la paz mental y nuestra capacidad de discernir bien en el futuro, el perdón rápido puede ser poco más que una evasión o una derivación espiritual.

Las grandes traiciones de la vida requieren tiempo para sanar, y el perdón, como el duelo, es un proceso más que una decisión.

Para dormir por la noche, debemos sentir el dolor, despotricar contra la injusticia e incluso jurar venganza. Solo reconociendo y luego aceptando la devastación que nos han infligido podemos alcanzar realmente la paz interior, una paz que se consigue en el campo de batalla del trauma emocional.

La clave está en saber cuándo dejar ir, incluso más, para acallar la mente que despotrica, la narrativa repetitiva que cuenta cómo nos han hecho daño, la identificación con el yo herido que nunca volverá a confiar.

No podemos abandonar a ninguno de estos yos porque tienen derecho a estar ahí y tienen mucho que decir. Del mismo modo, no debemos permitir que crezcan tan a gusto que no quieran irse nunca.

Sedna nunca retiene por una eternidad.

Acoge al chamán y le deja que la peine y calme su atribulado corazón, que poco a poco se ablanda lo suficiente como para liberar a los muertos y alimentar a los peces. A pesar de esa horrible traición, sabe cuándo ha llegado el momento. Se da cuenta de que no puede aguantar indefinidamente.

Nosotros tampoco podemos. El trauma nos destroza. Destroza vidas y devasta a quienes se esfuerzan por vivirlas. Podemos sentirnos completamente aplastados por la traición de alguien en quien confiábamos y amábamos, aniquilados por la pena que parece durar para siempre en ese momento.

Pero no podemos dejar que eso ocurra. Sedna tampoco. Al final, iniciamos el viaje para salir de la angustia y entrar en una nueva vida que nos nutra a nosotros mismos y a los demás…

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