En las sombras del pasado, la arqueología desvela los secretos de civilizaciones antiguas. Cada hallazgo es un susurro del tiempo, un eco de almas olvidadas que se entretejen en el tapiz de nuestra historia. Exploramos, no solo para entender, sino para conectar con el misterio eterno de la existencia.
Una de las primeras iglesias de Israel fue descubierta recientemente al pie de impresionantes cascadas en la pintoresca Reserva Natural de Banias en el norte de Israel. La rara iglesia bizantina de alrededor del año 400 después de Cristo se construyó sobre un templo de la época romana dedicado a Pan, el dios griego de quien el parque toma su nombre.
En 1922, el arqueólogo y egiptólogo británico Howard Carter descubrió uno de los mayores tesoros pertenecientes al faraón más joven de Egipto, Tutankamón. Se trata de dos trompetas, una de plata y otra de bronce que, según se dice, llevan consigo una maldición.
Inicialmente, se pensó que estos objetos eran solo troncos quemados, lo que llevó a los primeros excavadores a emplear muchos de ellos como combustible para hogueras y antorchas. Sin embargo, más tarde se descubrió que estos trozos de madera carbonizada eran, en realidad, papiros que formaban parte de la extensa biblioteca filosófica de Pisón.
Un equipo de arqueólogos afirma haber descubierto la ciudad bíblica de Sodoma en el Valle del Jordán. Dichos hallazgos arrojarían luz sobre la Edad de Bronce y sobre cómo las ciudades-estados se formaron en el período comprendido entre los años 3.500 y 1.540 a.C.
El arqueólogo británico de la Universidad de Arizona, Nicholas Reeves, asegura haber encontrado lo que parece ser la tumba de reina Nefertiti dentro de la tumba de faraón Tutankamón.
Según el sitio académico LiveScience una ciudad perdida mencionada los Evangelios, puede haber sido encontrada. Dalmanuta, es el lugar donde Jesús fue después de hacer la multiplicación de los panes y los peces con los cuales alimentó una multitud.
El hombre enterrado en vida tenía entre 35 y 40 años. Las monedas de bronce que encontramos entre sus dientes muestran el periodo en el que vivió. Tenía un arado de hierro clavado en la parte izquierda de su torso, entre el cuello y el pecho
