Ritmos Circadianos

Ritmos Circadianos, InfoMistico.com

La manera de adaptarnos a la luz (cómo y cuándo dormimos), la temperatura y otros ciclos biológicos determinan nuestra forma de ser. Los ritmos circadianos nos convierten en personas diurnas (alondras) o nocturnas (búhos). ¿Sabes de a qué tipo perteneces?

Los Ritmos Circadianos ¿Eres madrugador o noctámbulo?

Esta clasificación va asociada al nivel de actividad y productividad de cada uno. No obstante, esta división en dos cronotipos principales tiene sus matices pues también hay otro tipo de personas que no tienen un patrón especialmente acusado, ni diurno ni nocturno, a las que se les llama colibrís.

A su vez, dentro de cada cronotipo hay variaciones, pero a grandes rasgos todos pertenecemos a un grupo u otro.

Personas diurnas (alondras) personas nocturnas (búhos)

Los expertos aseguran que nuestro cronotipo puede afectar en gran medida a la vida que llevamos, incluyendo la personalidad, el estilo de vida e incluso la salud.

Así que si quieres saber a cuál perteneces, sigue leyendo y podrás identificar tu cronotipo, al saberlo entenderás porque eres como eres y porqué actúas como actúas.

  • Las alondras funcionan mejor por a mañana, por eso tienden a irse a la cama temprano y levantarse pronto, alcanzando su máximo rendimiento al mediodía.
  • Por el contrario, la gente noctámbula o búhos se acuesta tarde y (si se lo pueden permitir) duermen hasta bien avanzada la mañana.

“Este tipo de personas parece que no cobran vida hasta última hora de la tarde”, explica Nzinga Harrison, director médico de Anka Behavioral Health, Inc.

Los búhos alcanzan su pico de productividad hacia las seis de la tarde y siguen demostrándola de noche, si bien les cuesta despertarse. Aunque la gran mayoría, en torno al 70 por ciento, son del tipo colibrí, un punto intermedio, aunque pueden tener rasgos más o menos marcados de uno y otro.

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Habilidades sociales

“Las alondras son más proclives que los búhos a adherirse a un plan y habitualmente logran cumplirlo”, afirma Scott Weiss, propietario y director clínico del Bodhizone de Human Performance & Wellness.

“Este tipo de personas sufren menos depresiones o bajones anímicos, se distraen menos y se concentran más en su objetivo, focalizando bien”. También suelen tener más autocontrol y mejor capacidad para demorar la gratificación.

Según los expertos existe una relación entre la felicidad y despertarse temprano. Las personas que madrugan (algunas alondras se levantan antes de que salga el sol) tienen una actitud más positiva, se sienten más sanos y, en definitiva, más felices.

Obviamente, cuando una persona se siente feliz, se muestra cómoda y alegre, lo que le hace ser más amable, simpática y productiva. Se ha demostrado científicamente que las alondras tienen menos posibilidades de poseer rasgos de personalidad negativos como narcisismo, maquiavelismo y psicopatía.

De hecho, numerosos estudios relacionan el hecho de trasnochar con un mayor índice de depresión. No obstante, “los búhos también son gente divertida”, señala Pam Peeke, asesora científica senior de Elements Behavioral Health, “Suelen ser más creativos e impulsivos y asumen riesgos”.

Un estudio en la revista Learning and Individual Differences demostró que los búhos tienen facilidad para desarrollar habilidades cognitivas pero su rendimiento académico es malo, mientras que a las alondras les sucede lo contrario, tienen menos capacidad cognitiva pero mejores indicadores académicos.

Trayectoria profesional

“Las alondras llevan estilos de vida más convencionales, mientras que los noctámbulos a menudo se inclinan por las artes y las actividades empresariales”, explica Ben Michaelis, psicólogo clínico y autor de Your Next Big Thing.

“Sin duda, hay un patrón más creativo en las personas que reciben la inspiración por la noche”, añade. Por su parte, el médico y educador Nzinga Harrison sugiere que en el mundo empresarial las probabilidades están a favor de las alondras.

“Si una persona es un ave nocturna pero trabaja en una empresa donde las reuniones son a primera hora, la cosa puede complicarse. El desempeño laboral puede sufrir las consecuencias de este desajuste horario y las relaciones de trabajo pueden ser difíciles; esto conlleva una baja autoestima y una sensación de insatisfacción general con la vida”.

Por el contrario, “si un individuo es una alondra, pero trata de adaptarse al estilo de vida nocturna, asumiento riesgos, es posible que sufra fatiga (de manera desproporcionada), cansancio y dificultad para mantener su mente despejada, con lo que también acabará teniendo problemas de autoestima e insatisfacción”, dice Harrison.

Salud

«Las personas diurnas tienen los ritmos circadianos más lentos, la mitad padecen apnea del sueño y suelen pesar menos que los noctámbulos”, cuenta Jo Lichten, dietista registrada y autora del libro Reboot: Cómo encender su energía, concentración y productividad.

“Los búhos, por el contrario, a menudo tienen niveles más bajos de colesterol HDL, son roncadores y tienen niveles más altos de cortisol, la hormona del estrés”, explica Peeke.

“Por lo general, los búhos son más ansiosos y depresivos que las alondras, tienen una mayor incidencia de TDAH, consumen mayores cantidades de cafeína y el alcohol, y tienen tasas más altas de adicción”, añade Peeke.

“Sin embargo, la gente más activa (los madrugadores o alondras) con ritmos circadianos más rápidos aguanta mejor el estrés y tienen un mayor nivel de satisfacción con la vida, con menos consumo de drogas”, afirma la experta. Además, suelen mantener la concentración a lo largo del día, pero esta atención disminuye a media tarde”.

Hábitos alimenticios

A la hora de comer, también nos influye nuestro cronotipo. Mientras que las alondras desayunan, comen y cenan pronto, los búhos se decantan por los tentempiés nocturnos.

“Después de las 8 pm, los búhos consumen el doble de calorías que las alondras. Pero estas comidas no les sacian porque la leptina (hormona del hambre) está en su nivel más bajo por la noche, disminuyendo de la sensación de saciedad”, explica Peeke.

De todas formas, aunque la ciencia nos puede decir mucho sobre el comportamiento humano, cada persona es un mundo y tiene sus particularidades. Así que puede que te consideres un ave nocturna, pero también es posible que no todas las características de este cronotipo se ajusten a ti, ¡tenlo en cuenta!

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