Historias de Viajes en el Tiempo

Historias de Viajes en el Tiempo, InfoMistico.com

«Si viajar en el tiempo es posible, ¿dónde están los turistas del futuro?», se preguntó una vez el célebre físico británico Stephen Hawking. ¿Dónde? Pues, sencillamente en cualquier esquina, ocultos entre nosotros, camuflados en parques, estaciones de policía y oficinas.

Casos de Viajeros en el Tiempo — Leyendas Urbanas

Eso es lo que piensan, en cualquier caso, quienes creen, en contra de la evidencia racional, que desplazarse hacia el pasado o el futuro no es solo posible, sino que realmente la máquina del tiempo existe, fue inventada ya y su uso es moneda corriente en otros espacios temporales.

Hawking, valga aclarar, también cree en la posibilidad de viajar en el tiempo, aunque solamente hacia el futuro. Para este hombre, una de las mentes más brillantes de nuestra era –si no la más–, el tiempo fluye como un río y es como si cada uno de nosotros fuese impulsado de manera inexorable por la corriente del tiempo.

Pero, al igual que los ríos, dice Hawking, el tiempo fluye a distintas velocidades en diferentes lugares y esa es la clave para viajar hacia el futuro.

La hipótesis de Hawking, sin embargo, contradice la creencia de muchos, la convicción más bien, de que hombres provenientes del futuro están presentes en nuestro tiempo (y en otros), ahora mismo, deambulando entre nosotros. Algunos de ellos, incluso, habrían sido detectados e identificados.

Un turista proveniente del siglo 23

Tal fue el caso de Andrew Carlssin, el enigmático genio bursátil que en marzo de 2003 captó la atención de todo Wall Street tras haber sido arrestado y acusado de generar una gigantesca fortuna al realizar operaciones basadas en información privilegiada.

Según reportó alguna prensa en su momento, en el curso de dos semanas Carlssin se hizo de un portafolio bursátil valorado en US$350 millones a partir de una inversión inicial de solo US$800.

Tan explosivas transacciones financieras llevaron a las autoridades a pensar que una de dos: o tenía mucha suerte o estaba manejando información privilegiada. Naturalmente se inclinaron por la segunda opción.

Pero, cuando las autoridades estaban interrogándolo Carlssin atribuyó su éxito a que era un viajero en el tiempo y tenía conocimiento preciso del comportamiento de las acciones a futuro.

Aseguró provenir del año 2256

Como es de suponer, los investigadores federales no creyeron la historia y lo encerraron en prisión hasta tanto se aclarase el asunto, aunque por aquel entonces, aparentemente, de acuerdo con testimonios no oficiales, el autoproclamado viajero del tiempo predijo la fecha exacta de la muerte del entonces dictador Saddam Hussein.

Las autoridades no tomaron conciencia de esto sino tres años después, el 30 de diciembre de 2006, cuando Hussein fue colgado.

Era esa la fecha exacta que Carlssin –de quien no tenían registro ni datos previos a 2002– les había suministrado. Al parecer, también dijo conocer datos históricos como el paradero de Osama bin Laden y claves para dar con la cura del sida.

Para entonces, este misterioso hombre ya había desaparecido. Según un reporte del tabloide Weekly World News, luego de que alguien –un «benefactor no identificado»– pagara la fianza de $1 millón de dólares, Carlssin se evaporó de forma inexplicable, antes del comienzo del juicio en su contra.

Nunca más se volvió a tener rastro de él.

Saltar del siglo 19 al siglo 20

Pero Carlssin no es el único presunto viajero del tiempo que ha sido detectado por la gente común en el último siglo.

Cuentan que en julio de 1950, en la ya para entonces transitada Times Square de Nueva York, apareció un hombre vestido con atuendos propios del siglo 19; lucía desorientado, confundido, corriendo desesperadamente de un lado a otro. Un auto lo impactó y el hombre murió al instante.

Al revisarlo, hallaron en sus bolsillos objetos pertenecientes, al menos en apariencia, al siglo 19, incluyendo un aviso de cobro de un establo por el cuidado de un caballo, una ficha de cobre por el valor de cinco centavos para comprar una cerveza en un bar ya desaparecido, viejas notas bancarias y una carta fechada en junio de 1876 y dirigida a la dirección de un tal Rudolph Fenz.

Lo insólito, lo asombroso, lo que a todos en ese momento dejó sin aliento es que, según los registros policiales, en 1876 fue reportada la desaparición de alguien llamado Rudolph Fenz cuya descripción se correspondía con la del hombre muerto en 1950 en Times Square.

¿Viajó este hombre del pasado al futuro? ¿O más bien iba saltando de tiempo en tiempo y no pudo prever su propia muerte?

Imposible saberlo (o no). Igual, se dice que la historia de Fenz inspiró no solo la escritura de «I’m Scared», un cuento de ciencia ficción del célebre Jack Finney publicado en 1951, sino toda una serie de mitos y leyendas urbanas que alimentaron en muy buena medida la imaginación de la gente en la década de 1970.

Un visitante del año 2036

Más inquietante aún resulta la historia del hombre que decía llamarse John Titor y que el 2 de noviembre de 2000 apareció en un foro de discusión en internet diciendo que era un viajero del tiempo del año 2036 y que estaba de paso en 2000.

Al parecer, había viajado a 1975 para recuperar el sistema operativo de una computadora IBM 5100 y se detuvo en 2000 por «razones personales» antes de regresar a su tiempo en 2036.

Titor sorprendió a los internautas al revelar que viajaba en una máquina del tiempo fabricada por General Electric y compartir imágenes y detalles técnicos del funcionamiento del dispositivo. A partir de entonces, Titor se convirtió en un fenómeno viral.

Entre noviembre de 2000 y marzo de 2001, este presunto viajero del tiempo –que decía vivir en una base militar en la ciudad estadounidense de Tampa, en el estado de Florida del año 2016– estuvo respondiendo preguntas de los internautas sobre la vida en el futuro –la gente era más amigable, dijo– y haciendo predicciones, muchas de las cuales no se cumplieron en el tiempo.

Quizás la predicción que mayor alarma causó entonces fue la que una guerra civil tendría lugar en Estados Unidos entre 2005 y 2015, año en el que Rusia iniciaba un ataque con armas nucleares contra Estados Unidos y otros país que causaría la muerte de 3.000 millones de personas.

Por fortuna, ya pasó 2015 y estas predicciones no se cumplieron.

También predijo que, tras la guerra, Estados Unidos quedaría dividido en cinco territorios, cada uno con su respectivo presidente y cuando alguien puso en dudas sus palabras, contestó lacónicamente: «Mi objetivo es que nadie me crea».

La extraña mujer del celular

¿Será posible que la mujer que aparece brevemente en una película filmada en 1928 se hubiese desplazado a través de agujeros de gusano o puentes de Einstein-Rosen, a velocidades superiores a la de la luz, para llegar desde el futuro a ese momento?

Ocurrió durante el estreno de The Circus, un filme silente dirigido por Charlie Chaplin: una mujer se desplaza inadvertidamente ante la entrada de la sala de cine donde tiene lugar el estreno.

Lo sorprendente es que mientras camina va utilizando lo que parece ser un teléfono celular, una tecnología que se hallaba muy lejos de ser inventada en aquel tiempo.

Fue el cineasta independiente John Clarke quien 2010 la detectó entre los extras del DVD de The Circus y al colgar el clip en YouTube comenzó a circular la idea de que esa mujer no era otra cosa que una viajera del tiempo.

Desde entonces, se han arriesgado distintas hipótesis para explicar el fenómeno y la más difundida es que, en realidad, esa mujer en blanco y negro estaba utilizando no un teléfono celular, sino un adminículo portátil para mejorar la audición, una tecnología que, según, había desarrollado la corporación alemana Siemens para entonces.

No suena demasiado convincente, ¿verdad?

De hecho, los teóricos de los viajes en el tiempo sospechan que esta explicación no es sino otro intento de las autoridades por ocultar una verdad ya evidente: que los viajes en el tiempo no son fantasía, delirio o territorio exclusivo de la ficción, sino que la historia del hombre ha estado marcada en buena medida por su existencia y que es muy posible que los turistas del futuro, como los calificó Stephen Hawking, estén entre nosotros, quizás leyendo esta nota en este momento del tiempo.

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