¿Tu pareja te ha prometido cambiar? ¿Pide perdón por haberte insultado, golpeado, humillado o maltratado? ¿Promete que será diferente y que nunca volverá a suceder? Antes de las promesas…
Romper el círculo de violencia en la pareja
El principio encantador
Te sientes encantada con tu novio, esposo, pareja. Estando juntos ríen, él es un caballero te trata como una princesa, atento a cada una de tus necesidades; en una palabra es increíble tu relación de pareja. Un día él se enoja y si lo analizas ese enojo no tiene razón aparente.
Se enoja porque:
- cuando te llamó al celular no contestaste,
- te encontró platicando con un compañero del trabajo
- no le gustó como ibas vestida ese día
- sintió que lo ignoraste en una reunión o fiesta etc.
Y empieza el martirio
El enojo empieza como un reclamo sencillo sin embargo va en aumento y de ser un simple desacuerdo pasa a una severa discusión en la cual se incluyen por parte de él:
- Humillaciones: eres una puta siempre coqueteando con otros, eres descuidada, estas bien sorda porque no contestaste el teléfono, te vistes como una cualquiera para llamar la atención al que se te ponga en frente.
- Culpándote por su enojo: siempre haces cosas para que me enoje, mira como estoy alterado, me dan ganas de golpearte y todo por tu culpa.
- Golpeándote: en un principio te empuja, luego en otra peleas te pellizca, luego te da un puñetazo y al pegarte dice “té haces que me enoje, te lo mereces.”
¿Qué hacemos las mujeres ante este enojo?
Nosotras como siempre damos explicaciones y justificaciones, entre más aumenta el enojo más incrementan nuestras justificaciones que se convierten al final en súplicas. Decimos:
- Mi vida ese compañero de trabajo está casado, solo hablábamos de asuntos de trabajado.
- Tú eres al único que quiero y adoro.
- Te prometo no ponerme la blusa amarilla si esto te molesta, debí haber pensado antes de usarla.
- Tienes razón de enojarte de verdad que voy a poner más atención.
- Llevaré el celular en todo momento.
Y así sigue la conversación por momentos, minutos u horas infinitas.
Las mujeres acabamos pidiendo perdón por algo que consideramos que no fue nuestra culpa. Lo más importante en ese momento es quitarle el enojo, reconciliarnos y reestablecer el bienestar.
Cómo termina la discusión
La discusión termina cuando él nos ha humillado tanto que decidimos irnos o lloramos incansablemente, o cuando él nos violentó físicamente.
Los perdones y promesas
Al día siguiente o en ese momento él empieza a:
- Pedir perdón, disculparse por lo sucedido, y las promesas de cambio parecen interminables.
- Escuchamos frases como: Mi amor prometo que cambiaré, tú eres lo más importante en mi vida, de verdad que seré diferente.
¿Te resulta familiar?
Perdonamos y permanecemos
Al escuchar sus promesas y franco arrepentimiento las mujeres cedemos a dichas súplicas y decidimos darle otra oportunidad. Sentimos quererlo y al final concluimos que equivocarse es de sabios.
Al perdonarlo él lo agradece enormemente y por un rato la pareja encuentra paz y bienestar. En estos momentos de bienestar las mujeres pensamos que nuestra decisión fue acertada, volvemos a creer en él.
Vuelta y vuelta, quedando así atrapadas en el ciclo de la violencia, el ciclo sigue y sigue, repitiéndose incesantemente…
Ciclo de la Violencia
El ciclo se va cerrando en donde los periodos de bienestar son cada vez más cortos y las agresiones cada vez más intensas. Las relaciones violentas todas presentan este ciclo.
Si estas acciones te resultan conocidas, te ves reflejada en lo que hoy he descrito, te percatarás que te encuentras inmersa en un ciclo sin fin. A veces pensamos que la violencia es algo ajeno y que no podría pasarnos. Que nunca estaríamos con alguien violento, pero no te avergüences si hoy te das cuenta que vives violencia.
Somos un sin número de mujeres que estamos o hemos estado en estas relaciones con violencia. Te invito a tomarte unos minutos para releer el artículo, si te ves reflejada en dichas acciones y pensamientos, no te asustes, existen soluciones.
Violencia Silenciosa – Violencia psicológica o emocional
Si nos regimos por el dicho” Ver para creer.” ¿Qué sucede con las cosas que no se ven, entonces no existen? Si empujo a alguien y esa persona cae y se raspa el codo, puedo ver la herida y probablemente me disculpe..
Dra Blanca Almeida