Tlalpan: Refugio de historia prehispánica en México

Tlalpan: Refugio de historia prehispánica en México, InfoMistico.com

En la vasta extensión de la Ciudad de México, Tlalpan emerge como un santuario de historia, cultura y tradición. Su extenso territorio de 312 kilómetros cuadrados alberga secretos ancestrales que muchos desconocen pero que, sin duda, representan una parte esencial de la herencia prehispánica de México.

Desde Cuicuilco hasta Ajusco: Las maravillas prehispánicas de Tlalpan

Aunque la modernidad ha tocado a la puerta de Tlalpan, este territorio ha resistido y ha logrado conservar vestigios arqueológicos de incalculable valor.

Asentamientos en Cuicuilco, Tenantongo, Peña Pobre, Ajusco, Fuentes Brotantes, Topilejo y Nopalera nos revelan historias de basamentos, construcciones cívico ceremoniales, montículos y, por supuesto, la emblemática pirámide circular de Cuicuilco.

Cuicuilco: Donde todo comenzó

Cuicuilco no es solo una de las zonas arqueológicas más conocidas de la Ciudad de México, sino también una de las más antiguas. Perteneciente al periodo Preclásico (800-150 a.C.), esta joya fue descubierta por Manuel Gamio en 1922 y representa el primer asentamiento humano registrado en el Valle de México.

Su relevancia no solo radica en su antigüedad, sino también en sus monumentales estructuras. El Gran Basamento Circular, una imponente obra arquitectónica de 110 metros de diámetro y 25 metros de altura, se erige como testimonio del esplendor mesoamericano.

Es, sin duda, una maravilla construida con bloques de andesita de más de 30 kilogramos.

Además, Cuicuilco guarda otros secretos como el Kiva, una pequeña estructura ceremonial descubierta en 1923 y que se presume fue edificada hacia el final del Preclásico. Su interior, decorado con diseños lineales rojos, es uno de los ejemplos más tempranos de pintura mural en Mesoamérica.

Otros relatos arqueológicos de Tlalpan

Pero Cuicuilco no está solo. Al acercarse al Bosque de Tlalpan, encontramos la pirámide de Tenantongo. Sus características y los materiales encontrados en sus cercanías evidencian su relación con Cuicuilco.

Además, es posible encontrar vestigios de un altar y petrograbados erosionados que cuentan historias de tiempos pasados.

En el corazón de Tlalpan, en el patio de la Universidad Pontificia, se halla otra estructura circular, que nos remite nuevamente al periodo Preclásico y a la rica historia que esta región alberga.

Las elevaciones más altas de Tlalpan también tienen sus relatos. Durante el periodo Posclásico (950 d.C.), estas áreas sirvieron como asentamientos y zonas de actividad agrícola. El Ajusco, por ejemplo, es hogar de diversos sitios como Ehecacalco y Cuahutepetl, que muestran evidencias tanto coloniales como prehispánicas.

Los Guardianes Silenciosos de Tlalpan

Tlalpan también resguarda otras maravillas menos conocidas pero igualmente significativas. En el pueblo de San Miguel Ajusco, restos prehispánicos nos hablan de la pirámide Tequipa, mientras que en Santo Tomás Ajusco, una piedra cúbica labrada nos da pistas sobre antiguas prácticas religiosas.

Tlalpan: Donde la historia prehispánica y la modernidad coexisten

Tlalpan es más que una delegación de la Ciudad de México; es un puente hacia el pasado, un recordatorio de las grandes civilizaciones que una vez habitaron este territorio. Cada piedra, cada montículo y cada petrograbado nos invita a descubrir, aprender y valorar nuestra rica herencia cultural.

En un mundo donde la modernidad avanza a pasos agigantados, es vital recordar y conservar nuestros orígenes. Tlalpan nos ofrece esa oportunidad, mostrándonos que la historia y la tradición pueden coexistir en perfecta armonía con el presente.

Invito a todo aquel interesado en la rica historia de México a que visite Tlalpan y se sumerja en sus relatos, permitiendo que el pasado cobre vida ante sus ojos y enriquezca su comprensión del legado prehispánico que todos, como mexicanos, llevamos en el corazón.

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