Cosas que aprendimos de Karen Berg

Cosas que aprendimos de Karen Berg, InfoMistico.com

Karen Berg es la líder espiritual del Centro de Cábala. Autora de Continuará, Dios Usa Lápiz Labial y Simplemente Luz. Hace más de cuatro décadas, Karen y su esposo, el Rav Berg, se propusieron hacer que la Cábala fuese algo comprensible y relevante para la vida cotidiana de las personas.

Hablan los estudiantes – Cosas que aprendimos de Karen Berg

Su meta era ofrecerles a las personas herramientas espirituales basadas en principios kabbalísticos que podrían ser aplicadas para mejorar su vida y al hacer esto mejorar el mundo.

Bajo el liderazgo de Karen Berg, El Centro de Cábala ha crecido de tener una sola sede, a ser una de las fuentes principales de sabiduría espiritual del mundo, con más de 40 Centros a nivel mundial. La organización le ha ofrecido a decenas de miles de estudiantes libros, cursos en línea, talleres, retiros y clases.

Una de las grandes pasiones de Karen es traer paz al mundo incrementando la conciencia de la similitud entre las personas, en vez de sus diferencias.

Niños Creando Paz

En ese espíritu, Karen fundó Niños Creando Paz, una de las iniciativas del Centro de Cábala, que trabaja directamente con niños en áreas del mundo que están destruidas por la guerra, actualmente enfocándose en los niños palestinos e israelíes.

Karen viaja frecuentemente para comunicar su mensaje de paz, desde Moscú a Ciudad de México, desde Londres hasta Caracas, ella siempre está buscando maneras de ayudar a distintos grupos para que trabajen juntos.

Ha hablado en Dominando los Últimos Desafíos (Mastering the Ultimate Challenges) en Londres y Polonia con Donna Karan; en la Conferencia de la Mujer en el 2009 presentada por Maria Shriver y en la conferencia “El Poder de la Paz” en Londres con la Dra. Jehan Sadat.

Guió a más de 1200 estudiantes de todos los credos del Centro de Cábala en una marcha por la paz con el Gobernador de Nablus, Palestina, en la cuadra que fuera una vez la locación que detonó actos de odio y guerra.

Cosas que aprendimos de Karen Berg

Lo que llamamos amor es en realidad necesidad. La necesidad solo tiene que ver cómo la otra persona te hace sentir. El amor es la ocupación sin condiciones, el cuidado y esfuerzo que hacemos para satisfacer las necesidades físicas y espirituales de la otra persona.

Cada noche al acostarnos, si buscamos y encontramos nuestras fallas y las reacciones negativas del día y sinceramente le pedimos ayuda a la Luz y escaneamos el Zóhar para transformar esos rasgos, no necesitaríamos de Rosh Hashanah el año siguiente.

Quédate callado cuando desesperadamente quieras decir lo que piensas. Di lo que piensas cuando estas asustado y te mantienes en silencio, cuando tienes miedo de confrontar. Nunca es la acción. Es la conciencia detrás de nuestras acciones.

Nunca enseñes o le digas a alguien una sabiduría espiritual si primero no sientes amor y cariño por ellos.

Si ves algo malo en alguien, o si te hieren, despierta el amor primero antes de reclamarles. Y preguntáte a ti mismo: ¿Quieres reclamarles porque derivas cierto placer al hacerlo? ¿O vienes de un lugar de amor incondicional?

Está bien no ser perfectos

Pero por lo menos esfuérzate por ella y reconoce que una parte de tí está recibiendo placer para tu ego. Si tus ojos tienen a tu ego bajo la mirilla mientras conversas con la otra persona y tienes cautela con cada palabra, no se considera ego.

Nunca nos derrumbamos. Solo nos caemos hacia arriba – hacia el próximo peldaño en la escalera espiritual que nos lleva a una mayor conexión con la Luz y a la fuente de los milagros. Solo vamos hacia abajo si permitimos que el sentimiento de culpa entre en nosotros.

Cuando alguien te critica porque te ama o porque está enojado, quédate callado. Siempre hay un mensaje. Aun si el mensajero es totalmente reactivo, grosero y está equivocado con esta situación en particular. Se te está pagando con la misma moneda y hay un mensaje para ti, relacionado a un incidente anterior.

Cuando tus hijos están dormidos a media noche, susurra en sus oídos palabras maravillosas de aliento, sabiduría profunda y verdades simples.

La inteligencia no es conciencia

La inteligencia se refiere a la cantidad de información que posees. La conciencia se refiere a la calidad de tu alma, tu pureza y habilidad de amar a otros sin condiciones. Puedes ser brillante intelectualmente y poseer un nivel extremadamente bajo de conciencia. Y viceversa.

Si no puedes orar adecuadamente o leer en hebreo o en arameo, si apenas entiendes la traducción al español del Zóhar, debes saber que si silbas desde lo más profundo de tu ser o recitas el abecedario del alfabeto desde el alma o derramas una lágrima hacia los cielos suplicando por el poder para cambiarte a ti mismo, tu oración será contestada.

Si estás apresurado para llegar a tu lugar de oración y te detienes a ayudar un animal herido y esto causa que faltes completamente el servicio de oraciones, debes saber con certeza: habrás más que finalizado tus conexiones por ese día.

Pusiste una sonrisa en la cara de Dios e hiciste que los ángeles en el cielo bailaran de alegría. El orar es un medio para un fin. Ese fin es la bondad.

En realidad no existe el bien y el mal

La Luz es infinita, así que ambos lados de un debate son parte de la Luz. Solo existe la conexión y la desconexión. Uno puede estar en lo correcto y ser miserable. O puede estar equivocado y ser feliz.

En vez de intentar estar en lo correcto, intenta conectarte a la Luz. Lo logramos a través de un poco de tolerancia y de intentar mantener la unidad con ésos que presionan nuestros “botones”.

El amor nunca es la causa de un matrimonio

El amor verdadero es el efecto de un matrimonio; un matrimonio que ha soportado largos años de crecimiento, trabajo duro, diversión, peleas y genuina transformación espiritual. Se necesita toda una vida para que el amor auténtico florezca entre dos personas.

El amor verdadero solo florecerá si la relación está basada en un cimiento espiritual que incluya tiempo para contribuir tus talentos y dones para mejorar el mundo.

Nuestras lágrimas abren las puertas del cielo

Nuestras lágrimas mantienen cerradas las puertas del cielo. ¿Cómo es posible que ambas declaraciones sean ciertas? Las lágrimas que derramamos en nombre de otros, estas lágrimas abren las puertas de par en par.

Las lágrimas que derramamos por nosotros mismos, por todo lo que no tenemos, estas lágrimas mantienen cerradas las puertas del cielo.

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