Carta de Duelo Biodescodificación

Carta de Duelo Biodescodificación, InfoMistico.com

Muchas personas ya conocen la existencia de las cartas de duelo o cartas de liberación, que nos permiten desprendernos de todas las cuestiones emocionales o situaciones cotidianas que nos afectan.

¿Cómo hacer una carta de duelo en biodescodificación?

¿Cómo se puede crear una carta de duelo en Biodescodificación?

Estas cartas tienen un poder notable porque funcionan como una forma de terapia, auto hipnosis, introspección, etc. Lo que indiscutiblemente implica al subconsciente y nos permite «limpiar» esa pequeña bodega mental llena de basura.

Es una carta que hay que escribir «a mano» y no en computadora. Esta literatura, que «viene ya incluida», generaliza la liberación de toda la familia y toca diversos temas que pueden repercutir en nosotros, nuestra situación financiera o bienestar emocional.

¿Por qué necesitamos cambiar?

Sin embargo, el aspecto más crucial de la carta es cómo nos «obliga» a reconocer todas las cuestiones de nuestros vínculos personales, familiares, sentimentales y sociales.

Muchas personas piensan que deben utilizar un lenguaje desagradable, términos despectivos, insultos, etc. en su carta. Además, no la escriben así porque «nunca dicen malas palabras».

Además creen que deben expresar «gracias» en su carta a sus familiares, ya que, a pesar de lo difícil que ha sido, finalmente les han dejado valiosas lecciones de vida.

Al final, esta carta «va a quemarse», la verdad sea dicha. Arder con fuego, literalmente. Y nada bueno debe «quemarse». Se quema lo indeseable, lo inútil y lo hiriente.

Ejemplo de carta para expresar el dolor según la Biodescodificación

Yo, Ana María Pérez, renuncio al nombre de María en honor a mi madre, ya que no deseo emularla de ninguna manera, incluyendo vivir una vida similar o enfermar o morir a una edad temprana.
Mamá, me libero de tu dulce disposición porque hubiera esperado verte capaz de valerte por ti misma y perseguir tus metas.
Me libero del hecho de que se te privara de la oportunidad de seguir estudiando y de que te vieras obligada a cuidarnos y a llevar la casa tú sola desde que eras muy pequeña, mamá.
Me absuelvo, mamá, de la mala decisión que tomaste cuando te enamoraste de mi padre. Es innegable que era un hombre que no te convenía, pero no fuiste capaz de reconocerlo en su momento.
Dejo de vivir tu vida de nuevo, madre.
Me libero de tu carácter blando, mamá, ya que hubiera preferido verte capaz de valerte por ti misma y de perseguir tus objetivos.
Me libero de volver a vivir tu vida, mamá.
Ya no estoy atado a ninguno de los dramas sentimentales de las mujeres de la familia.
Me distancio de ti, tía Bonifacia, a la luz de todos los hijos que tuviste y que fallecieron por falta de atención médica.
Me alejo de tus dolencias y de tus asesinos.
Me protejo de experimentar una muerte por accidente como la tuya.
Te absuelvo, papá, de todas las veces que me acerqué a ti esperando un abrazo y me apartaste, alegando estar ocupado, y me aconsejaste que no te molestara.
Me libero de aquella tarde en que paseábamos por la calle y te negaste a gastar tu dinero en aquel helado de fresa para mí. Me desvinculo del hecho de que, a pesar de las protestas de mi hermano, le compraste un juguete a pocas manzanas de aquí.
Papá, nunca creí que no volvería a verte, por eso me libero de tu abandono.
Sin un padre cariñoso a mi lado que me guíe a lo largo de mis años de formación y me enseñe qué tipo de hombre buscar o de qué tipo de hombre enamorarse, ya no experimento la profunda agonía de antaño.
Dejo de intentar ser la gemela de mi padrino Venustiano porque no quiero su forma de vivir. Me libero de su desgracia económica, de su adicción al juego y de su sufrimiento.
Tío, me libero también de tu alcoholismo, ya que no lo quiero.
Me desvinculo de ser la gemela de mi bisabuela Jovita. Me niego a vivir sin hijos y no quiero quedarme sola como ella.
Abuela, me desvinculo de su diabetes y su artritis porque no son suyas.
Me libero de la soledad en la que falleciste.
Me libero de la instructora Olga, que me gritó delante de mis compañeros numerosas veces.
Me libero de aquella clase, profesor, cuando me hizo pasar al frente y contar a todos mi fin de semana, aunque le había pedido que no lo hiciera, ya que era vergonzoso.
Me libero de mi educación porque, sinceramente, no fui feliz mientras crecía. Creo que no jugué lo suficiente y tuve que asumir obligaciones a una edad temprana que no eran mi responsabilidad.
Me libero de ser una mujer que siempre busca el amor y de pensar que la felicidad solo puede venir a través del amor.
Me libero de saber que mis tías Pepita, Yolanda y Claudia fueron las causantes de toda mi preocupación por ser amada.
Me liberé de no poder seguir mis intereses académicos, y liberé a mi madre de tener que pagar la factura de mi educación.

Ese es precisamente «el tono» en el que deben escribirse las cartas de pésame.

Si soy una de esas personas que prefieren decir o expresarse de forma grosera, puedo escribir esas cosas, pero no con el objetivo de ofender a nadie, sino para descargar mi resentimiento o mi furia. Si pertenezco a ese grupo, puedo utilizar expresiones como:

(Si observas, no estoy maldiciendo al tío Anselmo, sino a la clase de suerte que no quiero para mí). Me deshago de tu maldita suerte, tío Anselmo; no la quiero para mí.

Para que quede claro, el objetivo es que la gente exprese su sufrimiento, tristeza, fastidio, etc.

Intenta expresar la misma noción de múltiples maneras mientras escribes una carta dirigida exclusivamente a tu pareja, a tu madre o a un determinado acontecimiento. Por ejemplo, si estoy cansado de muchas cosas, me gustaría escribir a mi pareja una carta de libertad o de tristeza.

Entonces puedo redactar una carta similar a esta

Yo, María Mendoza, me libero de tus garras porque ya no te soporto José Ernesto Pérez
Me libero de la forma en que desechas mis mensajes cuando son cruciales.
Me libero del sufrimiento que experimento cada vez que te llamo y cuelgas.
Dejo de irme a dormir por la noche imaginando que me has engañado con otra persona o que me has mentido.
Cuando tengo que recordarte repetidamente que no dejes tus libros en la mesa del comedor, me libero de todo el resentimiento que siento.
Me libero de aquel domingo en que elegiste comer con tus padres en lugar de acompañarme a misa.
Como ahora me evitas cuando intento hablar de las cosas, me libero de todas las promesas que has roto, incluida la de que tendremos un hijo pronto.

¿Has pensado en lo imposible que sería recordarlo todo en un día, en una tarde, o incluso en un corto periodo de tiempo?

Es un potente gesto simbólico que nos obliga a enfrentarnos a nuestros peores temores. Nos hace aceptar cosas que nunca hemos aceptado por ello. Ser conscientes de los errores.

Siempre he creído que 30 días no son suficientes para completar una carta. Ya que escribir tanto es claramente doloroso para la mano y la muñeca.

Porque el llanto indica desgaste emocional. Sobre todo por la rabia. Así que no te pongas a escribir enseguida como si hubiera una tienda de comestibles que cierra en cinco minutos. No lo hagas.

Permítase el tiempo necesario para expulsar todo lo que pueda. Cuando escribas: «He terminado mi carta, déjala ahí otras 24 horas». Te garantizo que llegarán más recuerdos y podrás añadirlos. Espero que, al explicarlo, te resulte más fácil escribir tú(s) carta(s) de duelo.

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Con información de Akasha Sanación Integral

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