Las Cuatro Esposas: Reflexiones sobre la Vida

Las Cuatro Esposas: Reflexiones sobre la Vida, InfoMistico.com

En tiempos antiguos, un monarca poseía cuatro compañeras. Su devoción por la cuarta era inigualable, vistiéndola con las más exquisitas prendas y agasajándola con los lujos más selectos. Para ella, solo lo más selecto.

Las Cuatro Esposas — Reflexiones sobre la Existencia y el Futuro

Su tercera compañera, igualmente, era objeto de su afecto. Gustaba de mostrarla con orgullo ante otros reinos. Aunque en su interior, temía que ella algún día lo abandonara.

La segunda compañera era su refugio. Su apoyo incondicional, siempre amable, comprensiva y dispuesta a escuchar. Frente a adversidades, el monarca se volcaba hacia ella, buscando guía y consuelo.

Por otro lado, la primera compañera, pese a su lealtad y los invaluables esfuerzos para consolidar la prosperidad y estabilidad del reino, raramente capturaba su atención o reconocimiento, a pesar del amor genuino que sentía por él.

Un día, el deterioro de salud del monarca le hizo enfrentar la inminencia de su final. Reflexionó sobre su opulenta vida y se preguntó: “Tengo a mi lado a estas cuatro compañeras, pero al dejar este mundo, ¿quién estará conmigo?”

Se dirigió entonces a la cuarta:

—Has sido la más preciada para mí, te he otorgado todo. Ahora, en mis últimos momentos, ¿decidirías acompañarme?

—Imposible —replicó ella, retirándose de inmediato. Su negativa fue como una estocada directa al corazón del monarca.

Con esperanza, consultó a la tercera:

—Has sido un pilar en mi vida. Ahora que el final se aproxima, ¿optarías por seguir a mi lado?

—Lo lamento —respondió ella—. La vida tiene muchos encantos por ofrecer. Cuando no estés, planeo encontrar otro destino. Estas palabras dejaron un vacío helado en el alma del rey.

Buscando consuelo, se giró hacia su segunda compañera:

—Has sido mi confidente, siempre presente en mis tribulaciones. Al partir, ¿te quedarías conmigo?

—Desearía poder hacerlo, pero mi límite es despedirte en tu último adiós —confesó con pesar. Aquella revelación cayó sobre el monarca como un trueno desolador.

Fue entonces cuando una voz susurró:

—Estaré contigo, sin importar a dónde te lleve el destino.

Al voltear, reconoció a su primera compañera, notablemente debilitada. Con tristeza, el monarca lamentó:

—Debí haberte valorado más cuando tuve la ocasión.

En esencia, cada ser humano posee estas cuatro compañeras.

  • La cuarta representa nuestro cuerpo. Por más esfuerzos que dediquemos a embellecerlo, al final nos abandonará.
  • La tercera simboliza nuestros bienes, estatus y riqueza. Al partir, serán heredados o reclamados por otros.
  • La segunda refleja a nuestros seres queridos y amigos. Aunque estén con nosotros en vida, su presencia terminará en nuestro último adiós.
  • La primera, nuestra esencia o alma, es la única constante, la que nos acompañará siempre. A menudo la olvidamos en nuestra búsqueda de éxito y placer.
  • Pero es esencial nutrirla y cuidarla. Es el más noble legado que podemos ofrecer. Permítele resplandecer.

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