El Arcángel Gabriel, patrón de las salas de parto
Como mensajero del nacimiento del Hijo de Dios a la Virgen María, al arcángel Gabriel se le asocia con los recién nacidos y los niños.
Su labor es instruir a las almas durante la gestación, para que puedan aceptar su cuerpo como el instrumento que las ayudará a llevar a cabo su papel en la Tierra. Las instruye también a no olvidar que, sobre todo, son almas, y que esa es su verdadera esencia.
La mayor lección del Arcángel Gabriel a las almas que llegan al mundo es recordarles que crearán su destino a través de sus pensamientos.
Al momento del nacimiento, acompaña a las madres en la sala de parto para ayudar los ángeles guardianes a recibir a las nuevas almas e iniciarlas en sus primeros momentos en el mundo. Representante de la pureza en todas sus expresiones.
El Arcángel Gabriel representa ante todo la pureza
Guía las emociones y sentimientos puros que lleven al ser humano a la bondad y el amor divino. Intercede y aboga porque los seres humanos puedan mantener o recuperar la inocencia, pureza y alegría que tuvieron durante sus infancia.
La ayuda espiritual que Gabriel puede brindar a los seres humanos, reside principalmente en el poder que tiene para conducirlos hacia un camino de purificación en el que los sentimientos y las emociones puras van creciendo cada vez más en compañía de los pensamientos elevados, encaminando así al alma individual hacia la bondad y el amor de El Creador.
De modo que, en el transitar por dicho sendero, los vicios, el odio, los hábitos mundanos y todo ese tipo de cosas van quedando atrás, no ya en virtud de un proceso de represión sino en virtud de un proceso en el que la inspiración espiritual ha ido haciendo que las tendencias de la luz vayan progresivamente reemplazando a las tendencias de la oscuridad.
Todo a modo de una alquimia energética de ascensión espiritual en la cual la labor del arcángel Gabriel ha seguido una dinámica intrínsecamente asociada a incrementar (recuperando en los casos en que se ha perdido) la inocencia, la pureza y la alegría propia de aquellos primeros años de vida.
A la hora de la muerte, cuando el alma deja atrás su coraza en la Tierra y vuelve a su estado original, ahí está también Gabriel para indicarle el camino. Desde el principio hasta el final, el Arcángel de la Pureza guía al ser humano hacia el amor de Dios.
El Arcángel Gabriel en la biblia, y en multitud de textos religiosos
Daniel 8:16; 9:21
Lucas 1:19; 1:26 3
Baruch 4:7 1
Enoch 9:1; 10:9; 20:7; 40:9; 54:6; 71:8-9,13 2
Enoch 21:3,5; 24:1; 71:11 (28 Recension A); 72:1,3,8-9 (Recension A) 3 Enoch 14:4 (como Ángel del Fuego); 17:3
Apocalipsis de Ezra 2:1; 4:7; 6:2
Apocalipsis de Adan y Eva 40:2
Oráculos sibilinos 2:215; 8:455
Testamento de Salomón 18:6 (74 in Conybeare)
Visión de Ezra, verso 56
Apocalipsis de Elijah 5:5
Testamento de Jacob 5:13
Preguntas de Ezra (Recension B) verso 11
(Manuscritos de Nag Hammadi) Evangelio de los egipcios 52:23; 53:6; 57:7; 64:26
(Manuscritos de Nag Hammadi) Zostrianos 57:9; 58:22
El Arcángel Gabriel en el judaísmo
La Biblia hebrea, o Antiguo Testamento, menciona al arcángel Gabriel en el Libro de Daniel, donde le explica sus visiones (Dan. viii. 16-26, ix. 21-27).
Según la literatura judía, los tres ángeles que se le aparecieron a Abraham (Gen. xviii.) fueron Miguel, Gabriel y Rafael. En la tradición judía, se dice que Gabriel está a cargo del tesoro celestial.
En el Libro de Enoc, este arcángel es presentado como uno de los cuatro espíritus que están a los cuatro lados del trono de Dios, estando Miguel a la derecha y Gabriel a la izquierda de Dios, quien está en el centro.
Otra cosa que ilustra su importancia es que, de entre los tres ángeles que se le aparecieron a Abraham, Gabriel era presentado como el segundo más importante, ya que Miguel estaba en el centro, Rafael a la izquierda de Miguel y él a su derecha.