Intercambio de Regalos

Intercambio de Regalos, InfoMistico.com

Cuando se fundó Roma, se convirtió en costumbre hacer regalos a los seres queridos, amigos, compañeros de trabajo e incluso desconocidos como muestra de gratitud, simpatía y generosidad.

Intercambio de regalos historia y origen

Las celebraciones del nacimiento del Sol – Natalis Solis Invictis – tenían lugar el 25 de diciembre. Fue el emperador Aureliano quien, en 274, asimiló el culto del Sol, de escasa importancia entre los antiguos romanos, al “Sol Invictus” de la religión siria e instauró un nuevo culto.

Los romanos, con el tiempo, acabaron imponiendo este dios a las demás divinidades, hasta desembocar, por sincretismo, en una religión monoteísta.

Nacimiento de Mitra, dios iranio del cielo y de la luz

Se conmemora también el nacimiento de Mitra, dios iranio del cielo y la luz y más tarde tutelar de las legiones romanas.

Su nacimiento de una virgen en una cueva tuvo lugar el 25 de diciembre, solsticio de invierno, y se veneraba el domingo, día de la roca solar conquistadora, donde los pastores fueron los primeros en dirigir sus plegarias al niño desnudo, cubierto únicamente por un gorro frigio.

Después de morir y resucitar, se convirtió en un dios mensajero, intermediario entre el hombre y el dios bueno de la luz, y líder de las fuerzas de la justicia contra las fuerzas oscuras del dios malo.

Culto a Mitra

La religión de Mitra, aunque de origen persa, se convirtió en la dominante en Roma, sobre todo entre los soldados. Con posterioridad al día 25, comenzaba la fiesta de la Sigillaria, o de los sellos de terracota, que era una fiesta pagana romana.

Finalizadas las Saturnales, se dedicaba, sobre todo, a hacer regalos a los niños: por ejemplo, anillos, muñecas de terracota, sellos, tablillas de escritura, dados, pequeños objetos, monedas, ¡y bolsas llenas de canicas!

Los niños se divertían mucho durante estos días, las casas se decoraban con plantas verdes y se encendían velas para celebrar el regreso de la luz.

Noche visperal de las Strenas

El 31 de diciembre, eran las vísperas de Strenna. El final del año solar se celebra con fuegos y gran algarabía. Es una celebración catártica e innovadora en la que se hace un sacrificio a la diosa Strenia, bajo cuya protección comienza el nuevo año.

El primero es el día de las “aperturas” en honor de la diosa sabina Strenia, de donde procede la palabra estrenar, porque en él se acostumbra a hacerse regalos unos a otros. La gente llevaba regalos y hacía sacrificios a la diosa en su templo, que estaba situado al borde de un bosque sagrado cerca de Roma.

En un principio, el regalo era bastante simbólico y consistía en ramas fragantes cortadas de los árboles del bosque sagrado de Strenia. Más tarde comenzaron a regalarse miel, monedas de bronce, frutos secos y vino envasados en jarrones y otros pequeños recipientes.

Aunque los regalos adquirieron valor material, siempre conservaron su simbolismo mágico o religioso, ya que se entregaban en nombre de la diosa Strenia, en previsión de un nuevo ciclo o año lleno de bendiciones, logros, abundancia y suerte.

Se dice que algunos dirigentes romanos, como el primer emperador Octavio Augusto y más tarde sus sucesores, entregaban monedas al pueblo durante las celebraciones de la Strenia o Año Nuevo.

También tenía esta costumbre el gran general romano Escipión, al que llamaban “el Africano” por sus heroicas campañas y victorias militares contra Cartago, una ciudad legendaria que hizo historia en la antigüedad y que aún existe en el país norteafricano conocido como Túnez.

Fiesta dedicada a Dionisios

Para los griegos, esta fiesta está dedicada a Dionisos desde la noche anterior, en la que se despide el año. Los hombres se disfrazan de mujeres o de animales cornudos, por lo que San Paciano, obispo de Barcelona en el siglo IV, se lamentaba de que los cristianos celebraran las “Kalendas Ianuarias”.

El mismo San Isidoro de Sevilla condenó estas fiestas:

“Hay quien, a causa de las citadas fiestas paganas, se profana en el mismo día con la observación de los presagios, hace gritos y bailes, cometiendo otra iniquidad más torpe, porque los de uno y otro sexo se juntan formando pandilla, y la turba de espíritu empobrecido se excita con el vino.”

Costumbre pagana de hacer regalos

Recordemos que la costumbre pagana de hacer regalos y dar estrenas o aguinaldos en honor de Strenia siguió practicándose al principio de la era cristiana, hasta que la Iglesia pasó a formar parte oficial del Imperio Romano.

Por su parte, los obispos, tras fracasar en todos sus intentos de erradicarla junto con el resto de expresiones de la cultura pagana, acordaron mantener la costumbre de intercambiar regalos, pero ordenaron hacerlo una semana antes, en la festividad de la Navidad o celebración del nacimiento de Jesucristo.

Gracias a ello se conservó hasta nuestros días esta hermosa costumbre de dar y recibir regalos, para luego extenderse por toda la Europa cristianizada y, más tarde, a todos los demás países.

Aguinaldo

Los funcionarios públicos y privados han sido tradicionalmente en España quienes, en el momento de felicitar la Navidad a los beneficiarios de su trabajo, exigían una pequeña retribución económica o material.

Lo mismo ocurría, por extensión, con los niños, que solían pedir a sus padres y vecinos por Navidad o Reyes. Una costumbre de antaño que hoy no solo se mantiene, sino que ha sido oficializada por la legislación laboral en beneficio de todos los trabajadores.

Rifas Navideñas

Hay otras formas de alcanzar el aguinaldo en las llamadas Rifas de Navidad y Cestas de Navidad. La Rifa de Navidad es un recurso de azar, un pasatiempo lúdico que en nuestra cultura no ha dejado de practicarse desde la celebración de la Saturnalia romana.

Cestas Navideñas

Las cestas de Navidad son un regalo suntuoso e indispensable para las fiestas: el turrón, los frutos secos, las conservas, el vino, el champán, el café, los embutidos, el jamón y, entre ellos, una caja de puros habanos.

Corresponde a una antigua costumbre conocida como la Sportola de los antiguos romanos, que ha llegado hasta nuestros días. Sin intención, se relacionó con la crisis económica.

En la década de 1960, en vez de llenar las cestas con estos regalos, se ofrecían a los necesitados como “regalos de Navidad”. Las cestas son, sin duda, el regalo estrella de las Navidades.

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