Lo importante no es lo que está al final del viaje..

Los grandes sueños pueden traer grandes recompensas, pero no hay recompensa más grande que el viaje en sí. Del mismo modo que no hay recompensa sin viaje, no hay viaje sin recompensa. Había una vez un hombre para quien todos los días eran iguales. Se despertaba muy temprano cada mañana y se ponía su traje y corbata. Iba a trabajar, regresaba a casa, cenaba y luego iba a dormir. Día tras día, su vida no cambiaba.